Lasa Dynamics impulsa desde Miñano un simulador de vuelo con tecnología propia
Josetxo Lasa es un ingeniero aeronáutico vasco que después de estudiar y desarrollar parte de su carrera en Estados Unidos y en Europa, ha vuelto a casa para iniciar su propio proyecto profesional. Un Simulador de Vuelo que, aprovechando el auge de la industria de la formación de pilotos, lleva desarrollando desde hace tres años en esa incubadora de startups que es BIC Araba, en el Parque Tecnológico de Álava, donde en estos momentos cuatro personas tratan de dar forma a Lasa Dynamics.
El contexto de este proyecto no es nuevo…
Sí, la idea llevaba tiempo madurándose. Desde hace más de una década he estado vinculado al mundo de la simulación y siempre me llamó la atención la falta de soluciones flexibles y accesibles en el sector. Durante años he ido acumulando experiencia, contactos y una visión muy clara de cómo debía ser un simulador realmente eficiente, tanto desde el punto de vista técnico como del usuario final. Por otro lado, mi socio Ignacio Soriano cuenta también con una trayectoria muy extensa en el ámbito de la simulación y del software aeronáutico, habiendo participado en proyectos altamente exigentes, incluidos desarrollos para el sector defensa en Estados Unidos. La combinación de ambos perfiles —su experiencia técnica en entornos críticos y mi enfoque en integración, diseño y certificación— nos ha permitido abordar un proyecto de esta magnitud con una base muy sólida. Además, el momento personal y profesional de ambos, junto con un mercado en expansión que demanda soluciones más ágiles y eficientes, han creado las circunstancias perfectas para dar el paso. Era el momento de apostar por un proyecto de procesos complejos y de largo recorrido como este, y no hemos querido dejar pasar la oportunidad.
Por tratar de hacer algo de pedagogía industrial. ¿Para qué sirve o por qué es relevante un simulador de vuelo?
Un simulador de vuelo certificado es una réplica a tamaño real de la cabina de un avión que replica fielmente la experiencia de volar una aeronave. Es una herramienta esencial para la formación de pilotos. Permite entrenar situaciones críticas sin riesgo, optimizar costes y mejorar la seguridad operacional. Además, en un contexto donde la sostenibilidad es cada vez más relevante, los simuladores reducen la huella de carbono al sustituir horas de vuelo reales por horas de entrenamiento virtual. En definitiva, son una pieza clave para la seguridad, la eficiencia y el progreso tecnológico del sector aéreo.
¿En qué punto se encuentra hoy el proyecto de Lasa Dynamics?
Actualmente nos encontramos en una fase de consolidación tecnológica. En paralelo, hemos integrado nuestra primera plataforma de simulación y realizado un esfuerzo incalculable en la creación de una infraestructura propia de diseño y desarrollo de software, concebida desde una visión de “cero deuda tecnológica”. Este enfoque nos permite construir soluciones sólidas, escalables y preparadas para evolucionar con el sector. En este momento, estamos cerrando los procesos de validación e integración entre hardware y software propio, y al mismo tiempo haciendo importantes avances en la fabricación específica de nuestro primer simulador desarrollado íntegramente con tecnología propia en nuestras instalaciones del Parque Tecnológico de Álava. Este logro no solo valida nuestra ingeniería y nuestra filosofía de desarrollo, sino que además nos posiciona como un actor acreditado ante el sector, demostrando nuestra capacidad técnica y nuestro know-how mientras culminamos la maduración de nuestra tecnología propia. En paralelo, estamos avanzando en acuerdos con centros de formación y operadores aeronáuticos, habiendo ya formalizado una segunda venta en 2025 de un simulador Boeing 737, actualmente en su fase final de certificación, y manteniendo conversaciones comerciales para la entrega del primer simulador basado íntegramente en nuestra tecnología.
Acaban de certificar su primer simulador, integrando tecnología propia y de terceros. Señalan que es un gran hito, ¿por qué?
Porque supone superar una de las mayores barreras de entrada en el sector de la simulación de vuelo, un ámbito dominado por grandes fabricantes y caracterizado por el altísimo nivel de complejidad técnica y regulatoria. Hablamos de máquinas de ingeniería muy avanzada y costosa, que solo tienen sentido si pueden ser certificadas oficialmente. Y ahí está la dificultad: solo el usuario final puede certificar un simulador, y lo hace con la garantía de que el equipo cumple todos los estándares exigidos por la autoridad aeronáutica. Conseguir esa primera certificación implica que un cliente confió en nosotros, integró nuestro simulador en su centro y logró que la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) lo reconociera oficialmente como un FNPT II (Flight and Navigation Procedures Trainer). Es un hito enorme porque valida no solo nuestro producto, sino también nuestro proceso de ingeniería, nuestra metodología de integración y nuestra capacidad de cumplir con los más altos requisitos del sector aeronáutico.
¿Cuál es el perfil de cliente al que se quieren dirigir?
Principalmente academias de vuelo, aeroclubs, centros de entrenamiento (ATO) y universidades con programas de aeronáutica. Pero también contemplamos la posibilidad de ofrecer simuladores a medida para formación técnica, investigación o certificación de sistemas. Queremos ser un socio tecnológico, no solo un proveedor. En una industria tan sectorizada como el de la Aeronáutica, el de la simulación de vuelo puedes montar una empresa que integre y suministre toda la cadena de valor…
Es su caso…
Exacto. Uno de los principales valores diferenciales de Lasa Dynamics es que hemos conseguido integrar toda la cadena de valor dentro de una misma empresa. Abordamos cada proyecto desde la contratación con el cliente final, pasando por el diseño mecánico y la réplica de los sistemas de cabina, hasta el desarrollo completo del software de simulación, los sistemas de control, los escenarios visuales, la integración del producto final, las pruebas, aceptaciones y puesta en servicio. Esta capacidad nos otorga una autonomía enorme y nos permite ofrecer productos totalmente adaptados a las necesidades del cliente, con una trazabilidad total en cada fase del proceso. Al controlar internamente todo el ciclo de desarrollo, garantizamos coste, calidad, cumplimiento técnico y soporte especializado, algo poco común en un sector tan fragmentado.
¿El de los simuladores es un negocio en auge debido a la gran demanda de pilotos que existe a día de hoy?
Totalmente. El sector aeronáutico está viviendo una recuperación muy fuerte tras la pandemia, y la demanda de pilotos comerciales y de aviación general se ha disparado. Las aerolíneas y centros de formación necesitan más simuladores para poder cubrir esa demanda de entrenamiento. A esto se suma la transición hacia una aviación más sostenible, que pasa necesariamente por maximizar el uso de la simulación. Por eso creemos que estamos en el momento perfecto: el mercado necesita nuevas soluciones y nosotros tenemos la capacidad técnica para ofrecerlas.
¿Son posibles desarrollos tan disruptivos sin el apoyo institucional?
El reconocimiento y agradecimiento por nuestra parte a todo el apoyo institucional que hemos recibido desde el inicio está y debe estar ahí sin ninguna duda. El BIC Araba, Gobierno Vasco y SPRI nos han respaldado con una subvención clave para lanzar el proyecto. Nos ha brindado tutela y un apoyo incalculable en nuestra consolidación. La Diputación de Álava también ha confiado en nosotros con la subvención Emprender en Álava durante dos años consecutivos, en su modalidad más competitiva en cuanto a cuantías y porcentajes subvencionables. Su acompañamiento ha sido decisivo para que un proyecto tan complejo y exigente pudiera materializarse en Euskadi.