Grupo Campezo: “Sin sostenibilidad no es posible la supervivencia de cualquier actividad”
Hablar de Grupo Campezo es hablar de una firma vasca referente en el sector de la construcción, con origen en Álava y arraigo profundo y una apuesta decidida por la sostenibilidad que va más allá de una declaración de intenciones. Esa empresa nació hace 85 años en plena Montaña Alavesa (entonces bajo la marca Asfaltos Naturales de Campezo), con carácter familiar y una firme convicción en que sin innovación sostenibilidad, difícilmente tendría futuro. Desde entonces no ha parado de evolucionar hasta convertirse hoy en un grupo empresarial diversificado con presencia en mercados nacionales e internacionales, que da empleo a 900 personas y es punta de lanza de sectores como el de las Infraestructuras o la Gestión de Residuos Peligrosos, reconoce su responsable de Estrategia Ambiental, Ainhoa González.
Si la sostenibilidad no es una moda y mucho menos una ideología, ¿qué es?
Se trata de un valor, un gran valor, como lo son el respecto, la justicia o la responsabilidad.
¿Podríamos concluir también que desde un plano puramente empresarial la sostenibilidad es sinónimo de supervivencia?
La sostenibilidad se asocia a menudo al aspecto ambiental exclusivamente, cuando tiene un triple impacto: ambiental, social y de gobernanza (ASG). Esta última incide directamente en el aspecto económico y financiero de una empresa. Sin tenerlo en cuenta no es posible la supervivencia de cualquier actividad. Por lo tanto, no se trata únicamente de un sentido de supervivencia de la especie, o de la sociedad, sino que el término es amplio y holístico, y se puede aplicar a una empresa pero también a todo el planeta.
La sostenibilidad, por tanto, como oportunidad para mejorar los procesos y la competitividad…
Totalmente cierto. Nuestra apuesta nos ha permitido posicionarnos como referente en nuestro sector. Podemos presumir de habernos convertido en un referente sostenible en el sector en Euskadi, invirtiendo en innovación, y trabajando en nuestra descarbonización fomentando la economía circular del territorio. Es una gran apuesta, pero con claros beneficios para todos.
Acostumbra a señalar que “somos la primera generación que estamos sufriendo las consecuencias del Cambio Climático pero la última que podemos hacer algo al respecto…”. ¿Qué está haciendo Campezo en ese sentido?
Tenemos dos grandes retos por afrontar en los próximos años, en el corto plazo. Uno de ellos es la Descarbonización y el otro el fomento de la Economía Circular. En cuanto al primero, hemos sido la primera empresa del sector en calcular nuestra huella de carbono y en compensarla a través de un fondo de carbono voluntario (DFG), que significa que el impacto provocado por nuestras actividades lo compensamos aquí, en el territorio, a través de la creación de infraestructuras verdes. Y en cuanto a la economía circular, somos gestores de nuestros propios residuos, esto es, los incorporamos a nuestro proceso de producción de nuevos materiales (fresado de carretera). Pero además hemos creado una empresa de valorización de residuos industriales ajenos a nosotros: GZS: residuos de acería abundantes en Euskadi, otorgando valor a dichos materiales y utilizándolos en nuestras obras.
Durante el ejercicio 19/20 se produjo un punto de inflexión en el Grupo, ¿en qué sentido?
En Campezo en ese momento se dan dos circunstancias confluyentes: una apuesta decidida y valiente desde lo estratégico, como elemento diferenciador dentro del sector, y una sensibilidad y compromiso muy poco común en la alta dirección del grupo empresarial. Estos dos factores hacen que se incorpore un nuevo departamento de Estrategia Ambiental, más allá de la gestión de la producción.
En el día a día, ¿dónde puede verse la mano del Grupo Campezo?
Construimos infraestructuras que nos conectan y acortan distancias, que unen pueblos y ciudades. Creamos y cuidamos espacios para las personas y las empresas, y lo hacemos de una manera diferente. Ejecutamos obras de puentes, túneles, carreteras o bidegorris, entre otras, además de aquellas infraestructuras que hacen posible que cuando abrimos el grifo dispongamos de agua o luz de manera inmediata.
El suyo siempre ha sido un sector muy de inercias y poco propenso a la innovación sostenible… ¿Qué queda de aquel Campezo de 1940?
Para nosotros la innovación es fundamental, la búsqueda y uso de nuevas materias primas de origen secundario, que puedan sustituir a las de origen natural es imprescindible. De aquel Campezo originario que explotaba las minas de roca asfáltica de San Román de Campezo queda el espíritu emprendedor, valiente y comprometido y las ganas de hacer las cosas mejor.
Por todo ello y por esta trayectoria, recientemente recibieron el premio ‘Empresa de Desarrollo Sostenible’ de ADEGI. ¿Qué sensación les dejó?
Este reconocimiento nos ofrece un gran respaldo y nos impulsa a continuar por el camino que nos hemos marcado. Nos sentimos especialmente orgullosos de este premio dado que se trata de la primera vez que se reconoce en esta categoría a una empresa del sector.