Intermaher celebra su 50 aniversario ‘obsesionado’ con la precisión
50 años contemplan la trayectoria de Intermaher, una firma alavesa con sede en el polígono de Goiain y rasgos asiáticos en su adn que desde 1975 es el distribuidor exclusivo en el Estado de una maquinaria de alta tecnología procedente de Japón. Fruto de esa unión estratégica entre ambos mundos, el asiático y el europeo, es la confianza del mercado y de sus clientes, culpables de haber comprado en todos estos años más de 2.500 máquinas que se han instalado en empresas de sectores estratégicos como el aeronáutico, defensa, automoción y subcontratación, advertía recientemente en los micrófonos de Made in Basque Country Roberto Márquez Castillo, director de Ingeniería y Aplicaciones de esta empresa.
¿A qué se dedica un director de Ingeniería y Aplicaciones?
Mi trabajo se desarrolla dentro del equipo técnico de la compañía, trabajando en diferentes áreas como fabricación, mecanizado, robótica, desarrollo de software y formación, con el objetivo de ofrecer soluciones a nuestros clientes. El sector ha evolucionado: un comercial ya no va con un catálogo a vender una máquina. Ahora el mercado pide soluciones integrales porque las empresas quieren ser más competitivas y productivas. En ese contexto, nuestro equipo juega un papel clave. Mi rol pasa por colaborar con mis compañeros para estudiar y desarrollar la mejor solución y luego presentarla.
¿Cuántos años llevas en Intermaher?
Llevo 26 años. Empecé como técnico de aplicaciones y desde hace ocho años soy director de Ingeniería. Ha sido una evolución natural, pues este trabajo forma parte de mi vida. Al recordar las dos escuelas donde me formé me he dado cuenta de ahora se están preparando los técnicos que liderarán esta industria en un momento fascinante, con toda la integración tecnológica que estamos viviendo. Hay que animarles, porque este sector tiene futuro y en los próximos años va a necesitar profesionales por el relevo generacional que viene. Están en el lugar y en el momento adecuados.
Cuando hablamos de las máquinas de Intermaher, ¿de qué tipo estamos hablando?
Son máquinas de arranque de viruta: tornos, centros de mecanizado y multitareas de altísima precisión. Trabajan en micras y son muy rápidas, de media se mueven a 60 m/min. En cuanto al tamaño: un centro de mecanizado típico pesa entre 6 y 12 toneladas; un torno grande puede llegar a 20 toneladas. En la próxima Bienal de Bilbao (marzo) llevaremos una multitarea Integrex i630V. Fresado, torneado, rectificado y tallado de engranes, todo en una máquina. Es una de las estrellas de esta edición. Pesa 35 toneladas y ocupa entre 25m2 y 30 m². Es muy grande. Es como tener un reloj de cuarzo japonés del tamaño de un autobús.
¿Cuál es su cometido?
Fabrican prácticamente todo lo que usamos a diario o están relacionadas con su fabricación. En Automoción, por ejemplo, componentes de motor, moldes de inyección, piezas estructurales. En Aeronáutica, desde la puerta del avión (las bisagras se hacen con nuestras máquinas en Sevilla, hasta piezas de motor y elementos del tren de aterrizaje. Este sector será clave en los próximos años por la renovación de la flota de aviones de pasillo único, sobre todo los A320). En Ferrocarril, desde ruedas de tren hasta componentes de tranvías y trenes. En biomédico, desde implantes, tornillos, prótesis de rodilla y cadera… Aquí la rugosidad es fundamental para que el tejido se adhiera. Los cirujanos realmente son mecánicos del cuerpo. ¡Es un mundo apasionante! En Investigación hablamos de máquinas instaladas en el Ciemat de Madrid (acelerador de partículas) o en el Instituto de Astrofísica de Canarias (mantenimiento de telescopios). E incluso en el sector del Cine tienen cabida. Un ejemplo interesante con máquinas nuestras (Mazak) se fabrican sistemas Scorpio de Servicevision Barcelona, usados en Piratas del Caribe, El Señor de los Anillos, King Kong o James Bond. Podríamos hablar de miles de aplicaciones. Siempre se aprende. La máquina herramienta es la máquina madre: fabrica otras máquinas. Es la base de la industria.
¿Qué mantienen de su origen japonés 50 años después?
Somos una empresa vasca con ADN de aquí, pero al trabajar con máquinas japonesas compartimos valores muy claros: obsesión por la precisión, mimo al trabajo bien hecho y hacer las cosas bien desde el principio.
¿En qué contexto surge la relación Intermaher–Mazak?
La historia comenzó en 1975, cuando dos industriales vascos viajaron a Japón con ganas de innovar y aprender. Es una historia que me gusta. Me la imagino salvando las distancias como uno de los viajes de Marco Polo. Allí descubrieron Mazak, con una tecnología muy por delante de lo que había en Europa. Desde entonces, la relación ha sido sólida, basada en una visión compartida de aportar valor a la industria
¿Y en qué se parecen, si es que lo hacen, la cultura japonesa y la industrial vasca?
Maridan muy bien y compartimos visión por la innovación y el desarrollo tecnológico. Un ejemplo de ello, creo, lo viví hace unos meses durante un viaje a Nagoya y Osaka y donde visité un museo de máquina herramienta. No es algo habitual en el mundo. Aquí, en Elgoibar, tenemos otro. Es una muestra del valor que damos a la historia de la fabricación en ambos lugares.